lunes, 12 de mayo de 2008

Una o dos veces al día

Los lloriqueos de mi blog se escuchan desde una distancia bastante considerable. Por lo menos una o dos veces al día encuentro algo sobre lo que me gustaría escribir, dos o tres veces al día me gustaría dejar de hacer algo aburrido y dedicarle un ratito, y tres o cuatro veces, pienso en la facilidad innata que tengo para buscar algo mejor que hacer cuando lo que toca es centrarse, por ejemplo, en un interminable proyecto de master.

Forjose (ja,ja…) esa facilidad innata desde las épocas de exámenes de instituto, en mi caso esa "época" se traducía en la semana de antes, y si me apuras, el día de antes del susodicho examen. Esa, justo, era la semana fantástica de LA PULCRITUD y EL ORDEN. Podía vivir todo el año en el caos más absoluto, que llegaba mayo y tenia ordenado mi armario por colores, la cara más exfoliada que Audrey, las fotos del corcho por grado de simpatía hacia los retratados, los hilos de hacer pulseras bien enrolladitos en su cajita…y mil planes para hacer en cualquier sitio a más de un kilómetro de distancia de la mesa de mi reluciente cuarto.

En estos momentos, los departamentos de marketing de los negocios más absurdos tenían un filón de oro en mi:

o Curso de yo-yo en pista cubierta; a mi me parecía la ilusión de mi vida, un futuro profesional digno y seguramente sería la última edición sobre superficie terrestre.

o Inscripción al 50% en el gimnasio más lejano de tu casa; ufff…era una oportunidad ineludible ¡con lo que me apetecía a mi ir en horario de siete menos cuarto de la mañana! y la falta que me hacia para que no se me borrara la raya del culo de estar mil horas sentada delante de un libro…

Curioso, por tanto, el comportamiento humano que diez años después emplea las mismas estrategias de despiste. Intento hacerme la mayor, tengo mil compromisos, una avalancha de trabajo, el mercadona entrará en suspensión de pagos si no voy a por unos yogures de cereales justo esta tarde… e incluso creo que debería sacarme el carnet de moto de 250cc…peeeeeero, todos los síntomas apuntan a un terrible pánico escénico y ganas 0 de acabar ese dichoso master del universo.

6 comentarios:

Charlie dijo...

Jejeje nos pasa a todos... Yo siempre me he terminado los mejores videojuegos en época de exámenes, cuando sabía que soltar el teclado o el mandito significaba tener que estudiar.

Y tengo unas cuantas canciones en mi ordenador tituladas "Entre Folios", o sea que tenía que estar estudiando tb... ¡Hay toda una serie de huellas en plan CSI para seguir tus propias excusas! :)

Muaks,
C

Anónimo dijo...

Los mejores libros los he leido en epoca de examenes... que te voy a contar

L o L i T a dijo...

Ja,ja...me alegra saber que no soy la única insufrible! Yo he llegado incluso a engancharme a algún culebrón venezolano contad de no despegarme del sofa justo después de comer para ponerme a estudiar.

Debster dijo...

jajajaja No, no eres la única ... siempre hay cosas mejores que hacer antes que ponerte delante de un libro/apuntes, sentada en una silla no muy comoda y con los codos clavados en la mesa ... Yo siempre pensaba ponerme a estudiar una semana antes y acababa el dia de antes pegandome la paliza... en fins!
Es que da mucha pereza!!!

María Pilar Bernal Maya dijo...

Yo no tengo algo que añadir que sea diferente a los comentarios ya hechos. Pero sí es verdad que con el paso del tiempo cada vez lo controlaba mejor al ver las consecuencias de mis despistes provocados...
En realidad, hoy en día tengo que seguir luchando contra eso: cuando llega la fecha de entrega de una publicación o tengo que centrarme en entregar un trabajo concreto... Creo que es la inercia humana de resistirnos a cumplir con las obligaciones que se nos imponen (o nos imponen)

Ramón de Mielina dijo...

Sí... los mejores libros, los que escondía debajo del libro de sociales, sabían a clandestino aunque estuvieras leyendo algo de Martín Vigil... jaja

Y cada año, después de exámenes, ¡terremoto en casa! Mi madre vaciaba los armarios y ¡ala!, a hacer orden... Terrible... :-)