lunes, 20 de octubre de 2008

Por fin lunes

Existe un aletargamiento especial al regresar de unos días libres. Incluso aunque haya sido una miniescapada. Es posible que algún ser superior se entretenga pulsando un botoncito de retardo para que te sientas mas torpe de lo habitual, injustamente de vuelta al trabajo y en definitiva… en la parra más absoluta. Si además de la empanada mental, a todo esto se le suma un cuelgue pseudo-romántico como resultado de la escapada mencionada, posiblemente el parral se extenderá más de lo previsto y un batallón de mariposas imaginarias pueden revolotear alrededor, estamparse contra ti en cualquier momento y convertirte en la idiotez con patas de nuevo.

Pero es lunes, una semana después y la cosa empieza a encauzarse. Volví el miércoles pasado con la incipiente empanada revoloteadora en la maleta y se me cayo de golpe al suelo al entrar por la puerta de casa.

Casi me cargo a Sugus, soy la peor humana compañera de piso de conejos, para los que no tienen el honor de conocer a Sugus (fue bautizada antes de saber que era "ella" y sí, creo que me odia por ello) es una peluda coneja enana de imitación. Lo de enana, claramente, era más marketing de la tienda que realidad porque tiene el tamaño de un gato gordo (también me odia por hacer este comparativo reiteradamente).

Puede quedarse sola sin problema, se engancha a mordisquear su zanahoria, raciona su comida de forma excepcional hasta que mi regreso se hace efectivo …creo, incluso, que ni se alegra de verme de vuelta, si eso se alegra de ver que el bol de pienso se vuelve a llenar, se lo pasa bien a su bola. Pero en esta ocasión sí que lo ha hecho. Se me ocurrió dejarle la jaula abierta por eso de que pegara unos cuantos brincos en mi ausencia y por lo que se ve entre salto y salto cerro la jaula con comida y agua dentro. Creía que eso de estar en el escalón más bajo de la cadena alimenticia era lo que le hacia estar siempre alerta y salir pitando a la menor sensación de amenaza (ojala pudiera subir vídeo de Sugus en intento de salir escopetada sin éxito ninguno debido al que el mármol no es su medio natural, no tiene desperdicio) pero por lo que se ve, también desarrolla el instinto de buscarse la vida. Ha pasado cinco días comiendo tomates de un frutero y chiles de una plantita que tenia en la ventana de la cocina, digo tenía porque se ha comido hasta los rabillos del tallo. Si alguien, ya sea animal, bola de pelo o cosa consigue zamparse todos esos chiles sin agua y seguir teniendo papilas gustativas merece un reconocimiento.

Jop! Creo que van tomando fuerzas las teorías de que estaría mejor en la granja escuela. Y yo pensando en mi nube de mariposas. Soy lo peor.

Ayer domingo tuve sesión de remordimiento… y ante la imposibilidad de compensar nada me explayé con las rutinas domésticas de una buena ama de casa. Como si de un castigo/penitencia se tratara hice lentejas (¡Sí, lentejas!…la paella recibía demasiadas bromitas del tipo …x poco no echas a Sugus a la paellera) puse tres lavadoras, limpié, cambie todo el armario a temporada de invierno… y cuando me creía en paz con la madre naturaleza, me tumbe en el sofá con la satisfacción de quien sabe que lo jodido ya esta hecho y toca lo del 7º día, el descanso…¡A la mierda! Ja,ja…cayó una tromba de agua "justo, justo, justo" en el perímetro que delimitan los muros de mi azotea. Apuesto lo que queráis a que el alcance de la lluvia era mi calle y la de atrás como mucho.

Tengo el piso apocalíptico, con las puertas al estilo poltergeist con sabanas chorreando y calcetines en los pomos de las puertas. Como era de esperar, una vez montado el circo en casa salio el radiante sol sevillano.

Me rindo, que llegue el lunes.