jueves, 5 de junio de 2008

Nada de mareas lunares

Ya no sé si fui YO la que descubrí lo adictivo de ÉL o me sedujo deliberadamente, como otras tantas veces había disfrutado haciéndolo. El interés estaba servido cuando nos deleitamos con los días, las horas, los minutos y las casualidades, sin prisas, con la certeza de que era inevitable que ocurriese algo así. - No dejaré que me quieras, no te querré como quieres -. La típica bobada bucólica del mar que se estrella contra las rocas irremediablemente... Todo este enigma de la naturaleza encuentra la más lógica de las explicaciones científicas en su forma de tocarme, nada de mareas lunares, ni fuerza de atracción gravitacional, ni teorías del deshielo polar, son sus manos. Pervertidas, dulcísmas. Puedo dibujarlas en papel transparente. - Dejaré que me quieras, te querré como nunca -. Odio los días de tempestades, destroza mi calma. Amo sus palabras, lo que calla, lo que nunca tendré y sabe salvar con un beso. A veces me canso de jugar con fuego, a veces ardo al escuchar su voz.




Para estos estados de ánimo ;)
In the Mood for Love, de Kar-wai.

martes, 3 de junio de 2008

Sex On The City

No creo en mejor plan para el vienes noche que quedar con estas, después de casi un mes y medio sin verlas. La cosa consistía en ponernos al día, cotillear, planear, divagar, recordar… y todos esos verbos que muy dignamente decimos que no definen y no caracterizan "para nada" un plan de chicas.

Todavía esta fresca la última noche que un aventurero con pene quiso camuflarse entre nosotras y salio escarmentado, eso sí, con un conocimiento exquisito sobre las virtudes de los vaqueros REPLAY (que conste en acta que pocas veces el hilo argumental es tan monotemático, FUE UN HECHO PUNTUAL. -Claramente costará convencerlo-.)
Nunca me ha gustado mucho el concepto de "noche de chicas" en las que el pepino en rodajas y los pintauñas acaparan toda la atención sin más, pero supongo que todo depende de cómo aliñe cada uno su grupo de amigas. En el mío, pocas veces un pepino puede ser simplemente una vulgar hortaliza. El sarcasmo, la agudeza, el desatino amoroso, la ironía, la ingenuidad, el reírse de una misma… y de todo lo que se atreva a ponerse por delante, lo convierten en plan adictivo. Esto de los veintitantos largos nos esta sentando de vicio, nunca mejor dicho. Vino, carcajadas, el helado y las tropocientos capítulos de Sexo en Nueva York, fueron el pistoletazo de salida perfecto del fin de semana. Ahora visto con perspectiva, además de perfecto me parece hasta vital para nuestra supervivencia… dos noches seguidas como las del sábado y acabo presentándome a FAMA (y a algún grupo de terapia anónima). Siempre nos quejamos de lo que cuesta juntarnos, hacer malabares y coincidir todas, pero que bien sienta el desfase nocturno, en dosis desmesuradas, con quien tiene que ser. Amén.