miércoles, 26 de marzo de 2008

15 minutos

Casi siempre tardo 15 minutos en asimilar que era el despertador lo que había jodido mi estupendo sueño y devuelto al planeta tierra. Si supiera arameo, sería el momento en que soltaría algún tipo de blasfemia con la cabeza modo avestruz ON entre la almohada. Me encanta ese momento en que haces el ejercicio mental de priorizar actividades matutinas y descartar sin pudor ninguno la que implique no poder disfrutar 5 minutos más de la edredón-dependencia.

Entre semana al despertar, siempre tengo un pensamiento conmovedor hacia mi antaño repudiado uniforme del cole -claramente estuvo cronológicamente mal ubicado en mi vida-. Agua fría en la cara, hidratante y dientes limpios me hacen reconocer que con esa pinta de vampiro electrocutado no llegaré muy lejos sin tener que poner en practica mi último curso de reanimación cardio-respiratoria con el primer viandante que me visualice pero no hay mal que no arregle un buen cóctel antiojeras-colorete-gloss [Osea!]. Si haciendo malabarismos con los minutos, entre yo y el portazo se cruza un colacao express, la barrita de "ganas de empezar el día" se recarga hasta el punto de arrepentirme de haber invocado a mi horripilante uniforme.

Adoro ir andando al trabajo. Pisar las aceras recién mojadas con los primeros rayos de sol. Sonrisa. Buenos días.

martes, 25 de marzo de 2008

Si Sor Teresa levantara la cabeza

Poco apostaríais ante la posibilidad de pasar mi primera Semana Santa viviendo en Sevilla sin encontrarme, cara a cara, con una procesión o ritual variopinto de semejantes características.

Entre risas e ironías he bromeado con mis amigas acerca de lo mucho que iba a correr hacia la autopista dirección playa, sin pestañear, en cuanto diesen las dos de la tarde del miércoles santo. Pero lo cierto es que la Semana Santa empieza en domingo de ramos y los que no hemos sido tan afortunados como para pillar la semana completa de vacaciones tenemos la curiosa oportunidad de conciliar vida laboral con la programación Semana Santa Sevilla, 2008.

Es tan amplio el abanico de posibles meteduras de pata, en cualquier interacción social, cuando todo ser humano a 10km a la redonda conoce la clara diferencia entre un costalero, un nazareno, un cofrade, un penitente y denomina, engulle y reconoce a la perfección todo dulce/tradición típica de estas fechas...y aquí una profana, como mucho, se plantea si el bronceador de protección total sería un exceso para estas vacaciones primaverales en la playa más cercana.

Dejando a un lado creencias y fervor religioso, que un guiri sonrojado recorra miles de kilómetros para ser pisoteado por abrumadoras masas de gentío y pagar 3 euros por una torrija (sí, es estas ocasiones el pan de molde con huevo pasan a considerarse bien de lujo) me ha hecho plantearme el aprovechar la ocasión para conocer y escribir sobre esta semana peculiar en mi nueva ciudad.

La verdad, es que con todas las brutalidades que han salido por mi boca sobre el tema, me he quedado estupefacta al descubrirme esperando durante horas en alguna callejuela a que saliera un paso, eso sí, todo el rollo de la espera se atenúa cuando la compañía es de lo mejorcito, hay bromas y planes de evacuación espontáneos cada 0'3 segundos debido al agobio o tu estratégica posición te permite disfrutar de estrafalarios desfiles de individuos, con dudoso concepto de la elegancia (traje blanco-camisa salmón-zapatos chúpame la punta), acompañados de un ¿¿¿bocadillo de choped envuelto en papel de plata??? Sí, parece que la imperiosa necesidad de no perder el "hueco" te hace tomar decisiones extremas.

Puedo hablar con conocimiento de causa y decir que, aún con mi mermada sensibilidad religiosa tras 8 años de supervivencia en colegio de monjas, no puedo negar la atmósfera casi mágica que se crea cuando cientos de personas cierran el pico al anochecer por las calles de Sevilla con la única iluminación de velas, música y si se tercia, una 'saetilla'.

*Nota: "Dulces Típicos", debido a mi condición de princesita de la carretera, marinera entre 3 puertos y culillo inquieto de mal asiento he llegado a realizar un exhaustivo estudio del (tatatachán...) mítico suceso de venta de camioneros o gasolineras de pueblo remoto… donde un folio apaisado escrito con "rotu" exclama: DULCE TÍPICO (en la versión real extrañamente llevaría tilde).

¿Cómo es posible, con la variada cultura gastronómica y repostera de nuestro país, que vayas donde vayas, pares en el pueblo que pares, siempre el susodicho dulce típico es un insípido, acartonado y de dudoso valor nutritivo rosco con cierto tufo a anís/algarroba/batata?¿ese es el dulce típico y genuino de la localidad o es el único que sobrevive incombustible ante el paso de los meses en todos los bares de carretera nacionales?...y una duda aún mas desesperante ¿Alguien sabría reconocer una algarroba?¿Eso se come?

jueves, 13 de marzo de 2008

Las paces hechas con el mundo

Me gustan los contrastes, las caras contrapuestas, los polos, los imanes, las diferentes versiones de un mismo asunto. Las emociones, los sentidos, los nudos en el estómago. Los te quiero y los te odio, la rabia y la felicidad por igual, porque el uno sin otro no te dejarían apreciar la verdadera intensidad de cada uno de ellos.

Hay quienes aprenden a vivir desde siempre con los pies en la tierra, con la fortaleza admirable de tener la verdad, la autocritica y la humildad como filosofia. Podría daros algunos enlaces de personitas estupendas, pero mejor que se den ellas solas por aludidas. No hay una edad exacta, ni un día señalado en el calendario, ni sé si ocurre en todos los casos… pero mi GUERRA CON EL MUNDO, comenzó el día que descubrí:

QUE YO NO ERA EL OMBLIGO DEL UNIVERSO


¿Pero que me estás contando? ¿En serio? ¿No todo gira entorno a mis antojos, mis caprichos y mis deseos? Lo primero que piensas, es que evidentemente hay un complot cosmológico en tu contra, una alineación de planetas casual que convergen sus reflujos de energía chunga contra ti por haber nacido en el año de la oveja*.



*Nota: Rellenando los datos de mi perfil, al introducir mi fecha de nacimiento el Blog recalcula mi año zodiacal y me viene con la sorpresa de que mi año es el de la oveja, ¿La oveja?, siempre he pensado que mi año era el del mono, un animal ágil, inteligente, astuto…no sé si estoy mezclando astrología china con Rappeliana pero agradecería mucho esta aclaración, fijaos que si mi año es el de una lanuda oveja con cencerro…empezaría ahora a entender muchísimas cosas. Eso se avisa.


Nadie te prepara para recibir éste notición teórico-cuántico que tambalea los pilares de la astronomía más purista y clásica. Nadie te regala un GPS para recalcular de repente tus nuevas coordenadas. A ver, ¿Si no soy el puñetero ombligo del mundo?...¿Dónde tengo que colocarme exactamente? Seguramente, una voz en off creada por tu propio subconsciente te diría: donde te de la gana pero con sol y playa.



No obstante, una que ya ha pastado con todas las ovejas de su signo zodiacal piensa, el lugar que quiero no puede ser tan fácil de encontrar pero tienes pistas de cómo será. Un lugar en el que no te sorprenda que una amistad de toda la vida se pueda perder sin entender muy bien el motivo, que alguien a quien has querido hasta doler pueda volver de alguna forma a compartir momentos de tu vida después de una ruptura, que tan valiosas como las amistades de siempre puedan llegar a ser las que aparecen inesperadamente, que puedas volver a querer locamente sin equivocarte.



En ese lugar he hecho LAS PACES CON EL MUNDO, ya no juego a ser cascarón de huevo, no tengo nada de lo que arrepentirme porque todos y cada uno de mis errores o aciertos me han llevado a donde estoy, y sí, nací en el año de la dichosa oveja, pero estoy segura de que soy mejor persona.




Gracias mundo.

miércoles, 12 de marzo de 2008

Y por qué no?

Llevo tiempo curioseando de puntillas por el país de los blogs, a veces dejándome llevar por algún enlace con nombre inquietante/sospechosiiiiisimo, y otras por una enfermiza actitud detectivesca que se recrea en hacer puzzles con las palabras que encuentra y el que las siente. Si te pierdes en algún relato, si das con uno de los que enganchan, estos pequeños mini-monólogos lanzados al vacío resultan de lo más extravagante y a la vez de lo más esperanzador porque me llevan a pensar que hay más personas con cosas que decir de las que te encuentras a diario en el ascensor. Quizás, el hacerse el aburrido y gris es solo una estrategia de despiste. Historias mínimas, teorías de lo más conspirativas ;), sensaciones, disparates, colores, deseos. En alguna ocasión me he preguntado que te lleva a escribir, divagar y exponerte al juicio de los que te encuentran y te leen y la única respuesta coherente que se me ocurre es que en el saldo entre voces inquietas y oídos ávidos de escuchar no sobran precisamente orejas. Yo, me apunto.


Bienvenid@s
a mi blog.